La escencia...

Consideramos al relato de una experiencia de pesca con mosca, como algo extremadamente sensorial. Desde lo visual y literario, cada salida de pesca se expresa libre de egoísmos, despojados de los espejismos de las recetas y con la permanente e inefable búsqueda de lo bueno, lo puro y perfecto.

Pescando en la Nieve Mendocina


Bajo todo instinto de preservación de las bajas temperaturas y, siendo la semana mas fría del año por estos australes parajes, el impulso incomprensible de la pesca nos invadió. Como plaga...invade.

Fue el nevado sábado 17 de Julio, en nuestra andina Mendoza, cuando arreglamos nuestras plumas y equipos térmicos, e inauguramos la salida de pesca mas gélida del año.

Tarde...pasado el medio día, al que no le alcanzaban las ínfulas, para al menos templar la tarde que comenzaba, Juan y Ariel Barrionuevo y yo, partimos rumbo al oeste gélido del Dique Potrerillos, Provincia de Mendoza.
Corrían las horas mas rápido que nunca, cuando las 15:00 hs, nos tomaba en la Ruta 7 y veíamos el esplendor blanco, de la nieve en los campos inmaterializados... repletos de vides y bodegas. Postal para no olvidar.
Por otro lado, Jorge Barranco, con la idea inicial de una visita turística, sin más que abrigo y una máquina fotográfica, pero como inmortalizador de momentos y, para alguien él... a quien la pesca con mosca le brinda momentos inolvidables e inigualables, era razonable que cargara su vara. El mismo viaje...el mismo rumbo.
Al llegar al dique, los imponentes cerros nevados, con una blancura mágica... nos dejaba a sus pies, un puro invierno cordillerano y un espejo diáfano listo para pescarlo.
Con mucha ansiedad y más abrigos que moscas, nos adentramos en la conocida Bahía Profunda Donde el agua y el viento, lamen los barrancos terrosos de nuestro dique.

Armé mi equipo. Vara # 7 y línea de hundimiento, emplumando el tippet con la nueva y leal streamer... Brown Trout Destroyer. Una creación propia, que presenta prontuario de buenas capturas y bautizada por un grande como Jorge Aguilar Rech.

Apenas una sola mosca, una invención...la Brown Trout Destroyer, en alambre # 10, me bastó para pinchar cuatro formidables truchas. En distintas profundidades y distancias. Las primeras fueron unas Arco Iris de 800 gr y 1 Kg... una tras otra.
Posteriormente... una Marrón de 1,2 Kg y otra majestuosa de la misma pinta, de más de 2 Kg.
Mal parado sobre unas rocas escarpadas, que se sumergían abruptamente al agua, clavé la última Trucha Marrón de la jornada. A unos 15 mts. de distancia. Tras una batallas de 5 minutos, y al acomodarme entre las rocas, me percate de algo muy importante... -me había olvidado el copo.
Mientras el frío cubría de hielo mi empuñadura y obstruía los pasa hilos, la vara viva y arqueada al límite, la sangre caliente pero la carne fría, se conjugaban fatidicamente con la tensión que me estaba agotando. De pronto y por suerte llegan en dos camionetas... unos pescadores que se detienen detrás de mí, entonces de un salto por el barranco se me acerca un pescador quien ayudo a copear a la trucha.
Así logramos salir triunfantes, contentos y llenos de satisfacción. Entumecido y agotado, apagué el síntoma con Tequila.

Juan, también había capturado una Marrón que rondaba los 2 Kg. a unos 200 metros más adelante. Y completabamos la jornada fructífera con nuestro amigo y fotógrafo Jorge Barranco, quien se ubicó en el circuito del perilago, a mitad del trayecto entre el inicio del circuito y el campamento de windsurf.

Aquí al vadeo, con su vara # 5, y montándole un Shooting Tapper, con la intensión de posicionar la pluma selecta...la Bichón Fly. Que típica receta... combina el naranja y verde oliva crustáceo.

Las rocas del fondo...luego de un par de lanzamientos, le cobran el tippet completo. Con manos heladas, apenas moviles, anuda uno nuevo. Le ata a la estrategia una mosca montada por él. Siendo ésta una de sus primeras moscas. La sensata Wooly Bugger en alambre #6, lastrada, cuerpo de Cristal Chenille Negro, Cola de Marabú Negro, Hackle Blanco de Gallo, tras cada casteosos notaba que la línea no salía,por el hielo ..pero al llegar a unos 25 metros iva trayendo con muy pequeños tirones. En instantes, siente un leve pique y el músculo gélido responde en clavar una hermosa Trucha Arco Iris. Al trabajarla y traerla hacia él, no ofrecía resistencia. De pronto un estallido desbordó su fuerza salvaje de frente sol, una postal difícil de olvidar. Peleó como un escamado guerrero entre saltos y embestidas, Luego de varios minutos de lucha, logro hacerme a su copo, una preciosa marrón macho de unos cuarenta y tanto centímetros de largo y de excelente contextura.
A las vueltas del reloj. Instantes eternos donde el tiempo corre extraño, se vistió de noche y el cielo, plancho de paz el lago. Acomodamos nuestros equipos... guardando con la caña...guardando con el reel , cada uno de los relatos de la tarde. Emprendimos la vuelta a casa, … pensando que todavía estaban en el dique , sigilosas, violentas y grandiosas. Nuestras truchas , que con su descomunal fuerza, nos hacen sudar en el congelado invierno. END
Autores: Jorge Barranco y Martín Funes.
Fotografía: Jorge Barranco.

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